¿Te puede hacer daño un amigo imaginario? ¿Y a tu familia?
Hace unas semanas asistimos al preestreno en nuestro país de Imaginary, la nueva cinta de miedo de Blumhouse Productions, el estudio responsable de muchos de los éxitos recientes del cine de terror como Five Nights at Freddy’s o M3GAN y que también estrenó hace no mucho, aunque con menor fortuna, La piscina. Esta vez se atreven con una película de terror a la vieja usanza que nos ha parecido tan bien realizada en casi todos su tramos como irregular, como veremos a continuación y como podréis comprobar por vosotros mismos a partir del 15 de marzo en cines.
Y eso que la película comienza bien, con unos títulos de crédito iniciales contándonos, sin perder tiempo en cuestiones superfluas, qué le pasó Jessica, el personaje que aguantará el mayor peso a lo largo del film, interpretado magistralmente por una DeWanda Wise (Jurassic World: Dominion), durante su traumática infancia, y de ahí pasará al presente donde la citada dibujante de historias infantiles vuelve a tener pesadillas.
¿Su solución? Mudarse a donde alguna vez fue feliz, lo que hará junto a su nueva pareja, interpretada por el actor Tom Payne, y las dos hijas aún menores de este, Alice (Pyper Braun en su segundo papel profesional, que ya apunta maneras) y Taylor (Taegen Burns), una adolescente rebelde que sin embargo quiere a su hermana pequeña con absoluta devoción, pero no a su madrastra.
Un comienzo prometedor
Dará así comienzo una historia en la que, mediante el uso de un buen aunque casi imperceptible CGI, asistiremos a un pequeño aunque suficiente recital de sustos que, en su mayor parte, no abusan del siempre temido y a casi siempre predecible jump scare (aquel recurso que repentinamente muestra algo en pantalla acompañado de un sonido más alto de lo habitual). Al contrario a veces, porque sus responsables sí juegan con el sonido y con los planos de cámara (muy cuidados en toda la cinta), pero de una forma inteligente y pocas veces anticipable.
Ya que estamos hablando de él, todo el tratamiento sonoro de Imaginary es digno de mención, algo muy a tener en cuenta en este tipo de producciones. No es solo que no haya un uso indiscriminado de subidas de volumen y que se use cuando se debe, como al abrir una puerta detrás de la cual ¿no hay nada?, es que en muchas partes del film estaremos oyendo unos murmullos de fondo que actuarán como una banda sonora que se irá adentrando en nuestro cerebro sin darnos cuenta pero en la que repararemos cuando cesen de escucharse.
El tramo final, no tanto
Por ello y por cómo parece que va a huir de lo mágico o lo místico durante gran parte de su proyección es todavía más llamativo que su tercer y último acto dé un giro de 180° y abrace lo que ha estado, y con acierto, evitando durante la hora anterior empujando además a sus protagonistas a aceptar una verdad tan poco probable como imposible de tragar, y menos a esa velocidad.
Imaginary pasa así de ser una cinta notable en sus primeros sesenta minutos a parecer poco más que un capítulo de una serie sobre terror de cualquier servicio de streaming de los que tengamos contratados en nuestra casa, saltando de lo real a lo sobrenatural en segundos llegando a ser por momentos una suerte de La Celda conoce a Los Cazafantasmas.
Si su tramo final, con sus habitaciones adornadas con un techo digno de una influencer con peluches de gatos en su cama, hubiera mantenido el tono serio de la primera mitad del film, Imaginary habría sido una de las películas de terror más a tener en cuenta de los últimos años. Sin embargo, no ha sido así, lo que unido a algunas interpretaciones como la de la también cantante Betty Buckley o la del marido de Jessica Tom Payne que, sin ser mala, no está a la altura de la de DeWanda Wise o incluso de la de una sorprendente Pyper Braun, hacen que desmerezca pese a los ilusionantes destellos iniciales.
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Autor: Marcos Catalán